“ Illumina Domine Vultum Tuum super nos ”

martes, 31 de julio de 2012

El vestido es para vestir y NO para mostrar!




La modestia es una virtud que regula los movimientos del cuerpo, la vestimenta, los gestos y las palabras. Como fruto del Espíritu Santo, todo esto lo hace sin trabajo y como naturalmente, y además dispone todos los movimientos interiores del alma, como en la presencia de Dios. Nuestra espíritu, ligero e inquieto, está siempre revoloteando para todos lados, apegándose a toda clase de objetos y charlando sin cesar. La modestia lo detiene, lo modera y deja al alma en una profunda paz, que la dispone para ser la mansión y el reino de Dios: el don de presencia de Dios. Sigue rápidamente al fruto de modestia, y ésta es, respecto a aquélla, lo que era el rocío respecto al maná. La presencia de Dios es una gran luz que hace al alma verse delante de Dios y darse cuenta de todos sus movimientos interiores y de todo lo que pasa en ella con más claridad que vemos los colores a la luz del mediodía.

La modestia nos es completamente necesaria, porque la inmodestia, que en sí parece poca cosa, no obstante es muy considerable en sus consecuencias y no es pequeña señal en un espíritu poco religioso.

MODESTIA EN EL VESTIR

Quien es católico debe vivir como católico. La modestia es una virtud católica. La mujer católica debe vestir honestamente al igual que el hombre de fe. El vestido es para vestir y no para mostrar o sugerir. No deben usarse prendas ajustadas, con aberturas, con telas que se pegan al cuerpo, con transparencias, escotadas o cortas. Así, la mujer debe excluir de su guardarropa minifaldas, shorts o hot pants, blusas sin mangas (esto es: que no cubran los hombros y los brazos o con mangas muy cortas), vestidos o faldas que al sentarse no cubran toda la rodilla, blusas cortas que muestren la cintura o parte de ella, ropa escotada, etc. La inmensa mayoría de los pantalones para mujer son ajustados y no deben usarse. El hombre, por su parte, debe evitar también ropa ceñida, camisas abiertas o sin mangas, ropa transparente, etc.

Si la modestia debe privar en todas partes, mucho más debe prevalecer cuando se acude al templo que es la Casa de Dios.

La mujer debe considerar que -por norma general- la naturaleza masculina es más inclinada a reaccionar a la provocación sexual generada por prendas inmodestas, sin que de esto se excluya a la mujer. De ahí que el juicio femenino de lo que es provocativo al varón generalmente es errado y muy indulgente. Esto se evidencia en muchas partes, basta -por ejemplo- acudir a reuniones sociales y no se diga a una playa turística. Todo esto sin considerar a quienes por vanidad "visten" de manera intencional para provocar, que también son muchas (algo que se da también en algunos varones, aunque es más general entre ellas, pues los pecados prevalecientes en el hombre son más de otro tipo).

Lamentablemente, en esta época de "autodemolición" y crisis en la Iglesia, muchos de nuestros pastores -sacerdotes y obispos- son lo que la Sagrada Escritura llama "canes mudos", pues no previenen a su rebaño de los peligros. Así, en muchas partes ya no se instruye al pueblo sobre las excelencias y la necesidad de esta importante virtud. La omisión es una falta también, y en este caso es grave.

A continuación presentamos una serie de citas sobre la modestia cristiana en el vestir:

Nuestra Señora de Fátima, nos advirtió:
“Más almas se van al infierno por pecados de la carne (es decir, pecados en contra del 6o y 9o mandamientos) que por cualquier otra razón”. Nuestra Señora de Fátima le dijo a Jacinta, “Se introducirán ciertas modas que ofenderán gravemente a Mi Hijo”. Jacinta también dijo, “Las personas que sirven a Dios no deberían seguir las modas. La Iglesia no tiene modas; Nuestro Señor es siempre el mismo”.

La Biblia nos dice, “Asimismo oren también las mujeres en traje decente, ataviándose con recato y modestia, o sin superfluidad, y no inmodestamente con los cabellos rizados o ensortijados, ni con oro, o con perlas, o costosos adornos; sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que hacen profesión de piedad." (1 Tim. 2:9-10).

Las siguientes son algunas de las varias advertencias que la Iglesia Católica le ha dado a los fieles, para la protección de sus almas inmortales.

DECLARACIONES QUE HA HECHO LA IGLESIA SOBRE LA MODESTIA EN EL VESTIR

El Papa Benedicto XV escribió en su encíclica Sacra Propediem el 6 de Enero, 1921:
“Uno no puede deplorar suficientemente la ceguera de tantas mujeres de todas las edades y estaciones. Volviéndose tontas y ridículas por el deseo de agradar, no ven hasta qué grado la indecencia de sus vestimentas choca a cada uno de los hombres honestos y ofende a Dios. Anteriormente, la mayoría de ellas se hubiesen azareado por dichas ropas por la falta grave en contra de la modestia Cristiana. Ahora no es suficiente exhibirse en público; no les da miedo entrar en los umbrales de las iglesias, asistir al Santo Sacrificio de la Misa y aún portar el alimento seductor de la pasión vergonzosa al Santo Altar, en donde se recibe al Autor de la Pureza.”

Pío XI dio un mandato -el 12 de Enero de 1930- a la Sagrada Congregación del Concilio, que emitió instrucciones enfáticas a todos los obispos sobre la modestia en el vestir:
"Que los padres mantengan a sus hijas lejos de los juegos y concursos gimnásticos públicos; pero, si sus hijas son obligadas a asistir a dichas exhibiciones, que observen que van vestidas totalmente y en forma modesta. Que nunca permitan que sus hijas se pongan indumentaria inmodesta.”

De la carta en 1930 de la Congregación del Concilio:
“En virtud del apostolado supremo que ejerce sobre la Iglesia Universal por Voluntad Divina, nuestro Muy Santo Padre Papa Pío XI nunca ha dejado de inculcar, tanto verbalmente como en forma escrita, las palabras de San Pablo (1 Tim. 2:9-10), específicamente, ‘Mujeres... adornándose con recato y modestia … y que hacen profesión de piedad.’ Muy a menudo, cuando surgió la ocasión, el mismo Supremo Pontífice condenó enfáticamente la moda inmodesta de la vestimenta adoptada por las mujeres y niñas Católicas, moda que no sólo ofende la dignidad de las mujeres y va en contra de su adorno, sino conduce a la ruina temporal de las mujeres y las niñas y, lo que es todavía peor, a su ruina eterna, arrastrando miserablemente a otros en su caída. Por lo tanto, no es de sorprenderse que todos los Obispos y otros ordinarios, según es el deber de los ministros de Cristo, en sus propias diócesis deberían oponerse unánimemente a sus maneras licenciosas y promiscuas depravadas, a menudo soportando con fortaleza la mofa y burla en su contra por esta causa.”

El Papa Pío XII dijo en 1954:
“Ahora, muchas niñas no ven nada malo en seguir ciertos estilos desvergonzados (modas) como lo hacen muchas ovejas. Seguramente se ruborizarían si tan sólo pudiesen adivinar las impresiones que hacen y los sentimientos que evocan (excitación) en aquellos que las miran.” (17 de Julio, 1954).

El Papa Pío XII amonestó seriamente a las madres Cristianas:
“El bien de nuestra alma es más importante que el de nuestro cuerpo; y tenemos que preferir el bienestar espiritual de nuestro vecino a nuestra comodidad corporal… Si cierta clase de vestido constituye una ocasión grave y próxima de pecado y pone en peligro la salvación de su alma y de la de los demás, es su deber dejarlo y no usarlo… Oh madres Cristianas, si vosotros supierais qué futuro de ansiedades y penas, de vergüenza mal guardada que preparáis para vuestros hijos e hijas, dejando imprudentemente que ellos se acostumbren a vivir ligeramente vestidos y haciendo que pierdan su sentido de modestia, estaríais avergonzadas de vosotros mismas y temeríais el daño que os hacéis y el daño que estáis causando a estos niños, quienes el Cielo os ha confiado para que los criéis como Cristianos.” (Pío XII a los Grupos de Mujeres Católicas Jóvenes de Italia)

Los obispos canadienses escribieron en Mayo de 1946:
“El propio hombre no se escapa a la inclinación de exhibir su carne: algunos van en público, desnudos hasta la cintura, o en pantalones muy apretados o en calzonetas muy pequeñas. Así, cometen ofensas en contra de la virtud de la modestia. También pueden ser (convertirse en) una ocasión de pecado (en pensamiento y deseo).”

De la Asamblea Plenaria de Obispos de Brasil:
“Dejad que los sacerdotes insistan con fuerza que las mujeres usen vestimentas que expresen modestia... Dejad que las mujeres, en todo momento, pero especialmente, según lo enseña el Apóstol San Pablo, cuando estén en la Iglesia, se vistan con modestia. Si osan ingresar a la Iglesia vestidas inmodestamente, según lo ordena la Ley Canónica (Canon 1262, par. 2), sean sacadas en forma juiciosa y se prevenga que asistan en cualquier función que sea."
“Dejad que aquellas que van a recibir la Santa Comunión estén vestidas decentemente. Las mujeres que estén vestidas inapropiadamente han de excluirse del Sacramento, tal como lo instruye la Ley Canónica (Cánones 855 & 1262, par. 2).”

El Padre Pío, el sacerdote estigmatizado, quien llevó las heridas sangrantes de Cristo en su propio cuerpo desde 1918 hasta su muerte en 1968, rehusó otorgar la absolución a cualquier mujer que no llevase su falda muy por debajo de la rodilla. También insistió que las mujeres no usaran pantalones y no permitía que entrasen con ellos al templo. (Verificado por correo en el monasterio del Padre Pío. Dirección: Rev. J. P. Martin, San Giovanni Rotondo 71013 FG Italia). Ver -haz click-: "EL PADRE PÍO Y LAS MODAS".

La Sagrada Escritura dice: "¡Ay de aquél que cause el escándalo!" (Math XVIII-7). El escándalo es algo que hace tropezar al prójimo, que lo lleva a incurrir en pecado. La inmodestia atrae tentaciones, provoca malos pensamientos y malos deseos sexuales en otros. Excita la concupiscencia y después lleva, incluso, al prójimo a cometer actos impuros. El católico no debe vivir como todo el mundo y debe alejarse de ser causa de que otros ofendan gravemente a Dios. Quien provoca el pecado mortal, peca gravemente.

Y los pastores que se han convertido en canes mudos o los padres que cómodamente no educan a sus hijos en esta virtud, pecan también por su grave omisión.

Y no olvidemos que la modestia incluye no sólo la vestimenta, sino también los movimientos del cuerpo, las posturas, los gestos y las palabras. La modestia emerge de una actitud interior y exalta la femineidad, no la suprime. Le da honor y valer a la mujer. Y dignidad al caballero.

Finalmente, consideremos que la modestia en el vestir no supone mal gusto, sino debe procurarlo también. Quien carece de ese sentido, tiene mal gusto vistiendo honesta o inmodestamente. El buen gusto no implica necesariamente ropa costosa o telas muy finas.

Tomemos como ejemplo a la dulcísima Virgen María y a San José en esta necesaria virtud y demos testimonio de nuestra fe sin miedo alguno a las críticas y criterios del mundo, pues éste es uno de los tres enemigos del alma. No busquemos el límite en esta virtud, pues por lo general nos equivocaremos. Seamos siempre generosos con Dios y valientes ante el mundo y la sociedad, dando testimonio claro de nuestra fe.

EL PADRE PÍO Y LAS MODAS


  • “Asimismo oren también las mujeres en traje decente, ataviándose con recato y modestia…” 1 Timoteo 2:9
  • “Bien manifiestas son las obras de la carne, las cuales son adulterio, fornicación, deshonestidad...” Gál. 5:19




El Padre Pío tenía fuertes puntos de vista sobre la moda


Cuando comenzó la locura de la minifalda, nadie se atrevía a ir al monasterio del Padre Pío vestida con tal moda inapropiada. Otras mujeres no venían en minifaldas sino en faldas que eran cortas. El Padre Pío también se disgustaba mucho con esto.

El Padre Pío no toleraba faldas apretadas ni vestidos cortos o con escotes bajos.  Sacaba a las mujeres del confesionario, aún antes que entraran, si discernía que sus vestidos eran inapropiados. Muchas mañanas sacaba a una tras otra terminando por escuchar solo unas cuantas confesiones. También tenía puesto un rótulo en la puerta de la iglesia que declaraba: “Por deseo explícito del Padre Pío, las mujeres deben entrar en su confesionario usando faldas* que lleguen a por lo menos ocho pulgadas (20 cm) por debajo de las rodillas. Es prohibido prestar vestidos más largos en la iglesia y usarlos para el confesionario” (o sea, que prohibía el préstamo de prendas para ocultar que se traía un vestido corto, cuando lo que se ordenaba es que cada quien se presentase correctamente vestida).

El Padre Pío censuraba fuertemente a alguna mujeres con las palabras, “¡Vete y vístete!”. Él no le daba pase a nadie, ya sea que fuesen personas que conocía o que veía por primera vez, o hijas espirituales de mucho tiempo. En muchos casos, las faldas estaban pulgadas debajo de la rodilla pero aún así ¡no eran suficientemente largas para el Padre Pío! Los niños y los hombres también tenían que usar pantalones largos, si no querían que los sacaran de la iglesia.

*Nota: Ni que decir que ninguna se atrevía a ir en pantalones.

¡AY DE TI MUJER POR TUS ESCANDALOS!


¡Oh, mujer mundana, que perdiste el pudor
 y te has  presentado al público sin avergonzarte, 
¿por qué actúas de esta manera?
Escuchad y reflexionad!


Breves pensamientos morales

Punto N° 1 : Antes no existías. Dentro de 100 años tu dónde estarás ... o en el Paraíso o el Infierno!

¿Cuál es el propósito de tu vida? ... Dar al Creador una prueba de amor, con la observancia de su Ley . La vida no es placer, es la lucha contra las pasiones, en contra de Satanás y  las máximas perversas del mundo. Para vencer precisamos la ayuda  de Dios, que se obtienen con la oración y los sacramentos. El fruto de la vida cristiana es la paz  del corazón, la resignación en el sufrimiento, y luego el Paraíso.

Punto N º 2: En el tocadiscos estan impresas las ondas sonoras ... cantos delicados o groseros ... las palabras santas o inconvenientes ... Así, en el libro de tu vida permanecen escritos: los pensamientos buenos o malos, conversaciones morales o inmorales, las obras buenas o malas.Depende de ti escribir solamente lo bueno.

Punto N º 3: El río corre, a cada instante se a vecina  al mar. Tu vida se escapa, cada día que pasa es uno menos que esta sobre la tierra, cada día es un paso hacia el cementerio. ¿Tú no quieres pensar en ello? ¡Eres tonta! ¡Imita a las vírgenes prudentes!

Punto N º 4: Tu sabes que el alma vale más que el cuerpo. ¿Por qué tanta solicitud con un mísero  cuerpo y  se abandona a el alma? ¡Aprende a ser más sabia! Escucha, hija, lo que tengo que decirte, oh mujer, Mírame, flagelado hasta que la sangre y coronado de espinas! Contempla Mis contusiones y  heridas! ... Después escucha y reflexiona! En esta vida me  he mostrado un manso cordero. Fui hasta el Calvario sin abrir la boca.

Traté con dulzura a la Samaritana y  la convertí. Toqué el corazón de la pecadora Magdalena y la convirtí en mi predilecta.

A lo largo de los caminos de Palestina, salían de mi boca las palabras de luz, paz y amor. Mis enseñanzas eran dulces como el panal de miel. Un día, sin embargo, echando una mirada divina sobre todos los siglos, , ante el mal que inundó el mundo, hablé palabras de fuego: "¡Ay del mundo por los escándalos !..."

¡Ay de los que ofenden a uno de estos pequeños que creen en mí! Mejor sería que se  colgara  una piedra de molino al cuello  y  ser arrojado al mar antes que causar el escándalo!

Quien  pronuncia el "ay" es un Dios: Yo soy Jesús, el Redentor, que sufrió mucho para salvar almas, Yo, el Supremo Juez de la humanidad, que, debo pronunciar la oración para todas las almas eternas, o Cielo o al Infierno!

Reflexiona, oh mujer, que sigues la libertad de la moda, reflexiona sobre el escándalo que le das a los que te miran y la tremenda responsabilidad que llevas! ...

Te puedes engañar a ti misma diciéndote : ¿Qué hay de malo en seguir esta moda ...? Por otra parte, otras mujeres hacen exactamente lo mismo! ... - Esta ilusión vale  para ti , pero la realidad es muy diferente!

No puedes engañarme, Soy Bueno , pero también  Soy Justo! Yo, el Legislador Divino,
dijé: Si uno mira a una mujer con malicia, han pecado con ella en su corazón!

 - Todos los ojos fijos en ti, con malicia, ya sea en casa o en otro lugar, son pecados que se cometen.

Estos pecados son atribuibles a los que te miran, pero ante todo a ti que eres la causa voluntaria de ellos.

Un día, cuando la muerte te arrancara del mundo, y comparecieras delante de mi  para ser juzgada, podrás ver las faltas que los hombres  cometieron al verte  con vestimenta indecente y tú misma te horrorizarás! ... ¿Qué excusa me presentarás? ... ¡Ay de ti, oh mujer, por tus escándalos!

¡Oh, mujer mundana, que perdiste el pudor y te has  presentado al público sin avergonzarte, ¿por qué actúas de esta manera?
¿No crees que hay un Dios, que no hay otra vida después de esta terrena y que no hay un alma que salvar! ¿Crees que es similar a cualquier animal que, cuando muere, todo acaba  para él? ¡Te equivocas! ...

Tu eres  una criatura de un orden superior. Hay un Dios por encima de ti, a la que nada escapa, un Dios justo que castiga a los culpables ...

Dije al paralítico de Betsaida, luego de curarlo: no peques más, para que algo peor no  te acontezca ... Aquel hombre había estado paralizado durante 38 años a causa de sus pecados.

Es cierto que a veces toco con el dolor del cuerpo a mis predilectos, para santificar y salvar sus almas, pero muchas veces  toco el cuerpo del pecador para castigar, con la esperanza de hacerles entender!

Yo tenía una viña en una ladera fértil. Yo  la rodee  con una cerca, retiré las piedras y llené de viñedos seleccionados. He construido una torre, un molino, y construí un lagar para producir las uvas, pero dio nada más que labrusca (una variedad de uva negra).

¿Que cosa debería hacer  por mi viña y  no hago ...? Ahora daré a conocer que pretendo hacer con  mi viña: voy a cortar el seto y se quedará devastada ... La dejaré en el abandono!

La viña de la que hablo eres tu, oh mujer,  que tienes el nombre de cristiana, pero en realidad no lo eres!

Te hice nacer en un país iluminado por la fe y de una familia cristiana, fuiste instruida en las verdades divinas, y con frecuencia te liberé de los peligros de alma y cuerpo, te enriquecí con muchas gracias espirituales. Mientras que eras niña, prometiste mucho y me esperaba el buen fruto de ti, oh mi viña amada. Pero tú en la juventud te dejaste arrebatar  por la corriente mundana y también tu sigues la moda de hoy, si no totalmente escandalosa, ciertamente muy libre.

En un momento  tu odiabas en  otras mujeres aquella moda de vestir, a pesar de eso, fuiste una ... Tú  te has corrompido! Mis sacerdotes en vano hablaron y expusieron  en el templo sagrado sus advertencias.

Mujer, que te  crees  religiosa y usas  trajes y vestidos poco decentes, ¡reflexiona sobre tu caso! Ahora, ya sea por costumbre o conveniencia social, a veces te resuelves a  comulgar, sabiendo que el sacerdote no daría la Sagrada Hostia al verte con los brazos desnudos y muy escotada, más  en el momento de la Comunión  te cubriste lo mejor que podías y así recibiste al  Santísimo Sacramento.

Yo que envisto en contra del escándalo, no entro en tu cuerpo. ¡Qué angustia experimento cuando vienes a recibirme! ... Pienso en tu moda!

Salida de la iglesia, he aquí, que vistes inmodestamente otra vez, y eso, por razones de vanidad, para no parecer menos inconveniente vestida que otras mujeres... pero apesar de eso estas por debajo del valor  de los hombres, que a menudo no son fáciles en su manera de ver y de pensar!

En la iglesia que comparte su cuerpo se convierte en un tabernáculo, y fuera de la iglesia, a lo largo de las calles, lugares de encuentro, la playa y en casa; tu cuerpo se convierte en una herramienta de Satanás,e incentivo  del mal.

¿Qué cosa podría hacer por  mi hija y  no lo hago ...? Sólo puedo abandonarla!

Recuerda, oh mujer, que un día  me darás cuenta de los pecados que otros cometieron debido a la ocasión que diste! Y recuerda también que la moda poco decente  confiere  belleza a la mujer, pero la modestia en el vestir le da seriedad de vida!

¡Madres y padres, oíd!

Me había puesto una atención amorosa con un hombre, un tal Eli .Lo bendije mientras se  mantuvo fiel.

Él tenía dos hijos, Ofni y Finees, los amó demasiado, y para no contristarlos, no los corregía de  sus delitos, incluso graves. Esperé en vano que su padre les abriera los ojos. Después de algún tiempo les envié al joven profeta Samuel que les diga: Esto es lo que va a pasar con sus dos hijos, Ofni y Finees: ambos moriran el mismo día! - Y así fue.

Soy yo, Jesús, el creador de la familia! Yo bendigo a la interacción del hombre y la mujer! Me alegro de  la familia con la sonrisa de los inocentes! Cada niño es un regalo de mi liberalidad, un tesoro que la confianza a los padres, un tesoro que es para ellos una gran responsabilidad.

Padres y madres, deben tener cuidado antes de toda el alma y el cuerpo de los niños, educarlos conforme a mi Ley y  guiarlos, especialmente durante la adolescencia y la juventud con el ejemplo y la palabra, con la vigilancia y la oración, con el amor y, a veces con una vara.

¡Ay del que escandaliza a los niños! Y ¡ay de vosotros los padres,si permitís que los niños den  escándalo en la presencia de la sociedad! La principal responsabilidad de la moda indecente pesa sobre vosotros, padres Porque les dan el triste ejemplo de ello, o porque no permiten el remordimiento, o porque son demasiado débiles en la crianza de sus pequeños.

Padres y madres estos son los pecados de los que se  le pedirá cuentas estricta! No serán tanto esas pequeñas impaciencias familiares y demás pecados similares que se presentan ante al sacerdote para que las absuelva! Es la mala conducta de sus hijas que deben pesar mucho en su conciencia ... si no lo ha hecho todo lo posible para evitar que tome esta moda perversa!

Padres,reflexionen sobre esta verdad:  es  responsable  aquel que puede hacer detener esto  o no  y son culpables de no impedirlo.

Si  permiten  que haya moda libre y provocativa,  no aman a sus hijos antes ustedes  les desean  su mal porque los  ponen en el camino de la condenación eterna.

La libertad de vestimenta lleva a la liviandad, quita el  pudor natural -protección de la pureza- ;pone  a su hija en el fuego de los malas ocasiones y de fácil disposición a los malos caminos, que la hija va a llorar y usted también.

La hija con la ayuda de la manía de la moda actual se convierte en alguien incontenible, será reprendida si no obedece en  casa,   siempre en busca de problemas. Esta chica alega siempre nuevos pretextos, corre de  placer en el placer y quizás más adelante ... una página de un periódico pondrá fin a la historia ", una mujer joven se envenena ..."

"Engañada se tira de la  la 5 ª planta ..." "Disparó sobre su novio y  y luego se suicidó."

¡Hay cientos de formas en que ocurren todos los días y aún no abre los ojos, ustedes los padres!

Llegará el día del juicio final en mi corte y entonces entenderán lo mal hecho en su misión como padres .¿Quiere usted conservar una conciencia limpia, mantener a la familia en la paz y la recompensa eterna? Acuerdense de estas siguientes reglas:

¡Tienes hijas? Vela por su persona y no  te muestres muy sonriente. Observa cuidadosamente a la  hija inmodesta, si  no miras esto, a la primera oportunidad se pierde.

Si tu amas a su hija disciplínala a menudo, para tener el consuelo con ella en el futuro.

No dejes que tu hija proceda a su modo en su  juventud o cierres tus ojos a sus caprichos. El que tenga oídos para oír, que oiga lo que el Espíritu Santo sugiere!

Pecado por cooperación

Peca quien hace el  mal y quien  coopera con él de todos modos.

¿Y  los sastres, los que confeccionáis  ropas poco  modesta, que son inmunes a la culpa? ...

¿También  cooperaran con el mal? ... Sólo yo, porque yo soy Dios,  puedo medir el grado de su responsabilidad. Recuerden que sus trabajo no se puede atraer mi bendición.

La falta de modestia en Playas

Todo el mundo está bajo el Maligno. La obra del diablo penetra en todas partes. Pero uno de los lugares favoritos de Satanás es la playa en verano. Aquí la inmoralidad inundó porque el mal parece legalizado.

El vestido es indecente en la ruina moral playa de muchas almas. Pero lo que más me duele es ver a la playa, con la ropa libre, por lo general mujeres tienden a acercarse al altar eucarístico.

Ellas creen que en su ceguera, que la vestimenta indecente es legal,  por el hecho de que mucha gente lo usa. El mal es siempre mal. El comportamiento incorrecto de muchas mujeres simplemente no justifica la propia mala conducta.

Satanás se alegra de ver la playa y sus sirvientas ya tiene los puede ver en el infierno. Yo, en cambio, me aflijo de  ver a las almas, por las que derramé mi sangre, tornadas en instrumentos del Diablo por  motivo de nudismo descarado

Mi Justicia Divina ha mandado fuego y azufre del cielo y destruyó las ciudades inmorales de Sodoma y Gomorra. ¿Debo hacer que llueva en el fuego y azufre playa para incinerar a  las  inmodestamente vestidas, que  pasan  horas y días en la suave ociosidad?

¿Quien puede decir incluso una sola palabra ociosa, qué  cuenta exigirá a las mujeres inmodestas en  el Día del Juicio? ... Mi  tremenda Justicia las tratará como tienen  merecido por sus obras perversas.

La riqueza y la inmoralidad

La riqueza injusta, el dinero obtenido ilegalmente, arrastra a todas las bajezas. Las mujeres saben olvidar su dignidad, y la ganancia sustancial se prestan a presentarse a través de la pantalla de la televisión o el cine de forma incorrecta. Millones y decenas de millones de ojos impúdicos se colocan sobre estas mujeres.

Yo, que soy el Creador, di  una Ley moral. Que en la tierra está autorizado a anularla? ¡Nadie! ...

Sin embargo esta ley puede ser burlado, golpeado. Y yo, la justicia eterna, voy a ser indiferente a esto? En Mí  Corte Divina  se dará cuenta de los directores, artistas y aquellos que asisten a las escenas sin vergüenza. La responsabilidad recae también en la conciencia de los padres que permiten a sus hijos ver indecencia en  la   indecencia.

Almas que viven en el barro y la propagación  de la ruina moral y la muerte, mirenme crucificado, reflexionen y mediten sobre su caso en el infierno, adonde eternamente cumplen y cumplirán penas una multitud de almas que alguna vez también vivió en la tierra como tú, en el libertinaje ! ...

Mientras caminaba hacia el Calvario una piadosa mujer se apiadó de mí y vino a limpiar mi rostro, cubierto de sangre. Me gustó gesto muy amable. Al morir en la cruz, me sentí reconfortado por Mi Madre Dolorosa y las santas mujeres.

Mientras permanezca  la humanidad en la tierra, seguiré cumpliendo el oficio de Redentor. Procuren confortar y reparar. Me dirijo a vosotras, almas fieles! ¡Escuchad! Mi alma está triste hasta la muerte!

Hoy en día, viendo los escándalos de la moda, renové mi pesar: estoy triste ... tan triste!

¡Confortadme vosotras, almas caras! Siempre vestir con modestia. No permitaís en vuestra familia una moda  indecente. Reprendió a las jovenes con amor y fortaleza para el bien. Al ver en el camnino o en cualquier otro lugar, a mujeres indecentemente vestidas, oren por ellas, recitando el Ave María con el fin de que Mi Madre, intercede por ellas. Añadid vosotros esta invocación: Misericordia, Jesús, por estos siervas de Satanás!

En el verano comulgad, añadiendo a las otras intenciones  también lo siguiente: Reparación de los escándalos de la moda.

Mandad celebrar una Misa en reparación por los pecados del nudismo.

Ofreced algún sacrificio en el verano, por ejemplo, limitarse en el  beber o renunciar a algún alimento. Cualquier mortificación repara a la  Justicia Divina y   atrae a la Misericordia.

Bienaventurado el que oye mi palabra y lo pone en práctica!

 (D. Giuseppe Tomaselli, "Femminile Moda - Las mujeres de moda", Messina, 1966;. Traducido del italiano por el Prof. João Mendonça Carlos Cabral).

sábado, 28 de julio de 2012

¿Qué ha de reformarse en la Iglesia?


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Escrito por José María Iraburu
En la Iglesia debe reformarse todo lo que en ella esté mal. Cuando un templo está gravemente deteriorado -ventanas rotas, tejado con grandes agujeros, muros cuarteados, etc.– sea por negligencia de sus cuidadores o por diversos accidentes inculpables, hay que restaurarlo. Y si no se restaura, se irá arruinando. Lo mismo pasa con la Iglesia, templo construido con piedras vivas sobre la roca de Cristo y de los apóstoles. Si en Ella se dan en forma más o menos generalizada ciertos errores, desviaciones y abusos, es urgente realizar las reformas doctrinales, morales y disciplinares que sean precisas. Si no, crecerá la ruina, irá adelante la apostasía.

En la catequesis, en la predicación, la eliminación sistemática durante decenios de la soteriología, salvación-condenación, falsifica notablemente el Evangelio: es un mal muy grave, que requiere reforma. La generalización de la anticoncepción en los matrimonios cristianos es un grave mal, que requiere reforma. El absentismo mayoritario de los bautizados a la Misa dominical es un horror nunca conocido, al menos en proporciones semejantes, en la historia de la Iglesia: es un mal gravísimo, que requiere reforma.

El retraso durante decenios de la Autoridad apostólica para reprobar los errores doctrinales que se difunden en el pueblo cristiano causa muy graves males, difícilmente reparables; y cuando se produce con frecuencia, es un grave perjuicio, que requiere reforma. Y como éstos, tantos y tantos otros daños en el Templo eclesial, que exigen reformas cuanto antes. Reformas que el Espíritu Santo quiere y puede hacer, ciertamente, renovando la faz de la Iglesia.

El Concilio Vaticano II tuvo una clara intención de reforma, consciente de que la Iglesia en la tierra necesita perennem reformationem (UR 6). Y Pablo VI expresa claramente esta convicción en un discurso a los Padres conciliares (29-IX-1963, n.25):

«Deseamos que la Iglesia sea reflejo de Cristo. Si alguna sombra o defecto al compararla con Él apareciese en el rostro de la Iglesia o sobre su veste nupcial ¿qué debería hacer ella como por instinto, con todo valor? Está claro: reformarse, corregirse y esforzarse por devolverse a sí misma la conformidad con su divino modelo, que constituye su deber fundamental».

Pero hoy prevalece, como lo eclesialmente correcto, pensar que vamos bien, con deficiencias, sin duda, con «luces y sombras», pero que vamos bien. Un cierto buenismo oficialista es afirmado hoy así por los moderados con buena conciencia. Incluso fundamentan su actitud con piadosas consideraciones sobre la Providencia divina, la virtud de la esperanza, etc. En mi artículo Reformadores, moderados y deformadores hago notar cómo reformadores y deformadores coinciden en que muchas cosas están mal y exigen reforma; pero difieren en que los deformadores exigen cambios en doctrinas y normas católicas, mientras que los reformadores pretenden que se reafirmen y apliquen. Entre unos y otros, los moderados, centristas repletos de equilibrio, quieren el matenimiento de las doctrinas y normas, pero siempre que se silencien discretamente y sobre todo que no se exijan, para evitar divisiones y tensiones enojosas. Son éstos sobre todo los que nos pierden.

Los moderados, que hoy prevalecen en muchas Iglesias locales, admiten la necesidad de las conversiones–-esto no podrían negarlo–, pero no de las reformas. Quizá con buena voluntad, pero con discernimiento erróneo, estiman así que un verdadero amor a la Iglesia y a su jerarquía exige un apoyo indiscriminado al presente católico. Y por otra parte –-todo hay que decirlo– tienen muy en cuenta que esa actitud no solo les evita a ellos persecuciones dentro de la comunidad cristiana, sino que les abre caminos ascendentes de prosperidad eclesial. Pero sus actitudes son falsas, y no conducen a una santa reforma de la Iglesia, sino que la impiden, y llevan a una apostasía siempre creciente.

Estamos mal. Muy necesitados de conversión y de reforma. Solo el reconocimiento humilde de los pecados y errores que hoy se dan en la Iglesia hace posible su reforma. Y ese reconocimiento no parece que hoy esté suficientemente vivo en la conciencia de Pastores y fieles. No se deja oír –-al menos yo no lo oigo-- un clamor pidiendo reforma, como se oyó en ciertos períodos oscuros de la Edad Media, del Renacimiento o de la Ilustración. Más adelante, con el favor de Dios, he de recordar aquí algunos Concilios de reforma y he de estudiar también la figura de algunos santos reformadores antiguos o modernos. Pero adelanto ahora algunos ejemplos, para que al considerar lo que los santos veían en su tiempo nos demos cuenta de que en el nuestro en buena parte estamos ciegos.

Santa Catalina de Siena (1347-1380) visita una vez al Papa Gregorio XI en Roma, acompañada por su director espiritual, el beato Raimundo de Capua, dominico, que le hace de intérprete, y que escribió su Vida. En ella narra esta escena:

«Mientras hablábamos, la santa virgen se lamentó de que en la Curia Romana, donde debería haber un paraíso de virtudes celestiales, se olía el hedor de los vicios del infierno. El Pontífice, al oírlo, me preguntó cuánto tiempo hacía que había llegado ella a la Curia. Cuando supo que lo había hecho pocos días antes, respondió: “¿Cómo, en tan poco tiempo, has podido conocer las costumbres de la Curia Romana?” Entonces ella, cambiando súbitamente su disposición sumisa por una actitud mayestática, tal como la vi con mis propios ojos, erguida, dijo estas palabras: “Por el honor de Dios Omnipotente me atrevo a decir que he sentido yo más el gran mal olor de los pecados que se cometen en la Curia de Roma sin moverme de Siena, mi ciudad natal, del que sienten quienes los cometieron y los cometen todos los días”. El Papa permaneció callado, y yo, consternado» (n.152).

San Juan de Ávila (1499-1569), en un informe que envía al Concilio de Trento, ve así los males de la Iglesia en el XVI:

«Hondas están nuestras llagas, envejecidas y peligrosas, y no se pueden curar con cualesquier remedios. Y si se nos ha de dar lo que nuestro mal pide, muy a costa ha de ser de los médicos que nos han de curar» (Memorial II,41). «… en tiempo de tanta flaqueza como ha mostrado el pueblo cristiano, echen mano a las armas los capitanes, que son los prelados, y esfuercen al pueblo con su propia voz, y animen con su propio ejemplo, y autoricen la palabra y los caminos de Dios, pues por falta de esto ha venido el mal que ha venido… Déseles regla e instrucción de lo que deben saber y hacer, pues, por nuestros pecados, está todo ciego y sin lumbre. Y adviértase que para haber personas cuales conviene, así de obispos como de los que les han de ayudar, se ha de tomar el agua de lejos, y se han de criar desde el principio con tal educación [alude a los Seminarios], que se pueda esperar que habrá otros eclesiásticos que los que en tiempos pasados ha habido… Y de otra manera será lo que ha sido» (Memorial II,43). «Fuego se ha encendido en la ciudad de Dios, quemado muchas cosas, y el fuego pasa adelante, con peligro de otras. Mucha prisa, cuidado y diligencia es menester para atajarlo» (II,51).

altSan Claudio la Colombière (1641-1682), en los umbrales del Siglo de las Luces y del inicio acelerado de la descristianización de Europa, justifica que no pocos cristianos, como los monjes antiguos, abandonaran un mundo secular cada vez más degradado por el pecado:

«Como la depravación es hoy mayor que nunca, y como nuestro siglo, cada vez más refinado, parece también corromperse cada vez más, dudo yo si alguna vez se han dado tiempos en los que haya habido más motivos para retirarse completamente de la vida civil y para marcharse a los lugares más apartados… Existe, en medio de nosotros, un mundo reprobado y maldito de Dios, un mundo del que Satanás es señor y soberano… Ese mundo está donde reina la vanidad, el orgullo, la molicie, la impureza, la irreligión… Decís vosotros que ese mundo no está ni en el teatro, ni en el baile, ni en las carreras, ni en los cículos, y que tampoco se encuentra en los cabarets ni en los casas de juego. Pues bien, si sois tan amables, ya nos diréis dónde hemos de localizarlo para rehuirlo» (De la fuite du monde, en Écrits 295-296).

San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716) hace el mismo discernimiento hablando del mundo, y recordemos que por esos años no está hablando todavía de un mundo contrapuesto en todo a la Iglesia, sino que habla de un mundo cristiano en gran medida degradado: «Nunca ha estado el mundo tan corrompido como hoy, porque nunca había sido tan sagaz, prudente y astuto a su manera» (El amor de la Sabiduría eterna n.79).

¿Por qué hoy este lenguaje está en la Iglesia proscrito? Apenas se oye nunca, ni siquiera en publicaciones católicas de perfecta ortodoxia y calidad informativa y espiritual. ¿Faltan para él fundamentos reales?

La santísima Virgen María, en sus últimas apariciones, hace muy graves denuncias sobre la situación de la Iglesia. La Virgen de La Salette llora los pecados del pueblo cristiano, especialmente los de sus sacerdotes y personas consagradas (1846). Y la Virgen de Fátima, en 1917, les dice a los tres niños videntes:

«Jesucristo es horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes… Rezad, rezad mucho, y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno por no tener quien se sacrifique y pida por ellas… No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido»…

Eso lo dice la Virgen ¡en 1917!, cuando todavía eran muchos los cristianos que se confesaban e iban a Misa, que guardaban hasta la muerte la unión conyugal, que tenían hijos y los educaban cristianamente, cuando las playas estaban desiertas y los Seminarios y Noviciados llenos, cuando muchos sacerdotes y religiosos eran fieles a la doctrina y disciplina de la Iglesia, y florecían las misiones, y había un influjo real de los cristianos en la vida política, etc. ¡Cuánto han crecido desde entonces los males en la Iglesia! ¿Que diría hoy la Virgen en Fátima a los Pastores sagrados y al pueblo católico?… Juan Pablo II, visitando Fátima (13-V-1982), se lamentaba diciendo:

«¡Cuánto nos duele que la invitación a la penitencia, a la conversión y a la oración no haya encontrado aquella acogida que debía! ¡Cuánto nos duele que muchos participen tan fríamente en la obra de la Redención de Cristo! ¡que se complete tan insuficientemente en nuestra carne “lo que falta a los sufrimientos de Cristo”! (Col 1,24)».

Fuente: http://infocatolica.com/blog/reforma.php/04-que-ha-de-reformarse-en-la-iglesia