“ Illumina Domine Vultum Tuum super nos ”

domingo, 18 de noviembre de 2012

Ley Natural: "Constante y Sempiterna"

Escrito por Enrique Machuca.
Extraído de la Revista Horizontes.


Respecto a la Ley Natural escribió Marco Tulio (Político): "Ciertamente existe una ley verdadera, de acuerdo con la naturaleza, conocida por todos, constante y sempiterna... A esta ley no es licito agregarle ni derogarle nada, ni tampoco eliminarla por completo. No podemos disolverla por medio del Senado o del pueblo... No existe una ley en Roma y otra en Atenas, sino una misma ley, eterna e inmutable, sujeta  a toda la humanidad en todo tiempo...".
Los seres humanos vivimos entre iguales. Nuestra igualdad de naturaleza es la fuente de los derechos humanos y de sus correspondientes deberes: exigencias racionales de ámbito universal que, desde Sócrates, han sido denominadas "Leyes no escritas", y también "Ley Natural". Si la ley escrita supone un avance notable en la organización de la sociedad, el descubrimiento y respeto de las leyes no escritas, vigentes en la naturaleza, tiene una importancia similar, pues toda ley humana es , en el fondo, traducción de la ley natural. 
La conexión con la ley natural otorga  a las leyes humanas su legitimidad. Todo hombre al preguntarse por qué obligan las leyes, intuitivamente sabe que el mero ejercicio del poder no constituye su fundamento, pues el tener el poder no es sinónimo de ser justo. Por eso intuye también que, en última instancia, la ley humana solo es verdadera cuando respeta la verdad sobre el hombre. Si se aparta de ella, se convierte en violencia, en la ley del más fuerte al servicio de la autoridad corrompida.

 Se llama ley natural porque todo ser humano está sujeto a ella ya que contiene sólo los deberes que son derivados de la misma naturaleza humana y porque su esencia puede ser captada por la luz de la razón. Sabemos así, por ejemplo, a través de la ley natural, que la homosexualidad y el robo son males porque podemos razonar que violan derechos humanos fundamentales.
Seria absurdo pensar que todas las leyes e instituciones son justas. ¿Acaso son justas las leyes de los tiranos? Si el fundamento del Derecho lo constituyera la voluntad de los pueblos, las decisiones de sus jefes o las sentencias de los jueces, entonces el Derecho podría consistir en robar, cometer adulterio o falsificar testamentos, si tales acciones fueran aprobadas por aclamación popular. 
Hay, por el contrario, una distinción entre ley buena y ley mala que sólo puede hacerse desde el criterio de la naturaleza. En efecto, los derechos del hombre deben referirse a lo que el hombre es por naturaleza y en virtud de su dignidad, y no a las expresiones de opciones subjetivas propias de los que gozan del poder de participar en la vida social o de los que tienen el consenso de la mayoria.